COMUNICAR MALAS NOTICIAS
Comunicar malas noticias es,
probablemente, una de las tareas más difíciles que deben enfrentar los
profesionales de la salud.
¿QUÉ ES UNA MALA NOTICIA?
Podemos definir mala noticia a
aquella que drástica y negativamente altera la perspectiva del paciente en relación
con su futuro.
¿POR QUÉ ES DIFÍCIL COMUNICAR
MALAS NOTICIAS?
Se trata de una tarea no
placentera. Los médicos no desean quitarle la esperanza al paciente. Por otro
lado, muchos temen la reacción del paciente o la de los familiares o la
dificultad para resolver una respuesta emocional determinada.
FORMAS DE DAR MALAS NOTICIAS
1. Dar malas noticias es un acto
médico y al mismo tiempo un arte que debe ser
aprendido, para el que no existen fórmulas ni protocolos rígidos. Cada
médico tiene su propio estilo.
2. El proceso de informar ha de
ser individualizado. Es imprescindible que se adapte a las características y
valores del paciente, teniendo en cuenta a los familiares y el contexto en el
que se realiza la comunicación.
3. El médico debe conocer bien la
enfermedad, la personalidad del enfermo y sus circunstancias. Es necesario
ofrecer la información equilibrando veracidad y delicadeza.
4. Es muy conveniente conocer la
información que ha recibido el paciente con anterioridad y averiguar lo que
quiere saber. Los matices se pueden obtener tanto del propio enfermo como de
sus familiares u otros profesionales que lo hayan atendido previamente.
5. Se debe valorar cuánta
información puede asumir el paciente y su adaptación psicológica a la
enfermedad. Cuando sea necesario se consultará la opinión de otros
profesionales.
6. Hay que dar información cuando
el enfermo nos la solicite, pero si se estima que el momento no es oportuno,
habrá que decirle que reanudaremos la conversación en cuanto sea posible.
7. A la hora de informar conviene
establecer un ambiente adecuado, sin prisas ni interrupciones, con la debida
privacidad donde enfermo y familiares puedan expresar libremente sus emociones.
8. En el proceso de comunicación
es preciso evitar los tecnicismos que el enfermo y familiares no puedan
comprender.
9. Es esencial manejar bien los
silencios y la comunicación no verbal. En la conversación con el enfermo es
conveniente hacer pausas para facilitar que se pueda expresar.
10. En ocasiones las
circunstancias del paciente hacen recomendable dosificar la información sobre
diagnóstico y pronóstico para que se pueda adaptar de forma progresiva a su
nueva realidad. Lo que nunca es justificable es la mentira.
11. Hay dos situaciones
excepcionales en las que el médico está legitimado para no dar información:
cuando el enfermo expresa su deseo de no ser informado y cuando hay una
sospecha bien fundada de que la información puede perjudicarle. Es preciso
justificar estas excepciones haciéndolo constar en la historia clínica.
12. Aunque es inevitable
establecer pronósticos sobre expectativas de vida hay que evitar que sean
demasiado taxativos.
13. Se debe procurar dejar una
puerta abierta a la esperanza incluso en las personas que tienen un pronóstico
de vida muy limitado.
14. La información que el
paciente va recibiendo y su grado de comprensión debe constar en la historia
clínica, informes de alta, etc.
15. Conviene estar atento a la
reacción psicológica después de dar las malas noticias. Es posible que el
paciente se muestre perplejo, hostil o dubitativo, incluso que olvide o niegue
la información; también puede precisar que se le aclare algún término
posteriormente.
16. La relación médico-paciente
queda muy reforzada cuando la información ha sido adecuada. Conviene mantenerse
tan cercano al paciente como se pueda y transmitirle nuestro compromiso de
ayuda a él y a sus familiares durante todo el proceso.
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